El 14 de marzo se conmemora el aniversario luctuoso de Vasco de Quiroga, abogado de la Segunda Audiencia y Obispo de Michoacán, ocasión idónea para desmitificar su figura, acción necesaria para analizar adecuadamente los grandes procesos sociales y comprender mejor al personaje histórico, Vasco de Quiroga, como cualquier otro protagonista en la historia, mantiene claroscuros.     

Mito 1. Vasco de Quiroga enseñó artes y oficios a los indígenas.

Comúnmente, la historia oficial representa a Vasco de Quiroga como el precursor y maestro de artes y algunos oficios entre los pueblos originarios p´urhépecha, la “tradición popular” identifica a Vasco de Quiroga como el que enseñó y llevó las artes y oficios a diversas comunidades como por ejemplo, instruyó como trabajar el cobre a Santa Clara del Cobre (Salvador Escalante), la cerámica a Santa Fe de la Laguna, las esteras y cestos de tule a Ihuatzio, los deshilados en Aranza, los sombreros en Jarácuaro, la carpintería a Cuanajo, entre otras múltiples artesanías (Arraiga Antonio / Vasco de Quiroga fundador de pueblos).   

Sin embargo, los pueblos originarios de Michoacán, mantienen una milenaria historia de más de 3500 años de antigüedad  (El Opeño 1500 a.e.c.) y en ese lapso, los pueblos originarios y en específico el pueblo p´urhépecha, heredero de las culturas ancestrales, dominaron de forma precisa la metalurgia, la alfarería, la cestería, la ebanistería, los tejidos y la elaboración de  “artesanías”.

En el pasado precolombino, antes de la invasión española se han logrado identificar por lo menos 28 grupos ocupacionales, entre los que destacan: agricultores, pescadores, cazadores, alfareros, tejedores, carpinteros, músicos, orfebres, médicos, pintores, artesanos, canteros y “plumajeros”,  oficios que funcionaban como gremios a los que se podía acceder por herencia u orden del Cazonci o Irecha, es decir, mantenían un trabajo especializado y dominaban afinadamente las artes y oficios (Alcalá Jerónimo / Relación de Michoacán).   

Un ejemplo concreto del mito de Vasco de Quiroga como precursor de los oficios entre los pueblos p´urhépecha se puede observar en Santa Clara del Cobre (Salvador Escalante), en donde existe la idea arraigada de que el primer Obispo de Michoacán les enseñó a los habitantes del lugar a trabajar el cobre, los cual es históricamente incorrecto, el antecedente histórico de Santa Clara del Cobre es el sitio arqueológico denominado  Itziparátzico que significa “Lugar de Flores”, zona arqueológica explorada durante el 2002, donde se   confirmó la presencia de pirámides, casas y metales precolombinos. La evidencia empírica del trabajo de metales en el lugar, consiste en objetos de cobre forjado y martillado, tales como hachas, máscaras y pinzas, los cuales fueron recuperadas en los campos de cultivo que hoy en día cubren el sitio, así como residuos de cobre (Maldonado Blanca / Metalurgia Tarasca del Cobre en el Sitio de Itziparátzico).    

La presencia de tecnología del cobre en el actual municipio de Salvador Escalante, se encuentra presente en esta zona desde por lo menos cien años antes de la llegada de los españoles.

Mito 2. Vasco de Quiroga fue el gran protector de los pueblos indígenas. 

Otra idea frecuente es pensar a Vasco de Quiroga como el gran defensor de los indígenas, quien desde su profesión como abogado y después como obispo, encabezó su defensa en contra del maltrato y explotación brutal por parte de los españoles, empero, diversas fuentes históricas lo denuncia a él mismo como explotador de pueblos y comunidades originarias a quienes exigía trabajo y tributos forzados.

Para construir su catedral en Pátzcuaro, mandó destruir los templos prehispánicos previamente asentados en el lugar “al tiempo que el reverendísimo obispo de Michoacán abrió los cimientos de la dicha iglesia, y que en el sitio y comarca de ella solía haber unos cúes muy grandes de idolatrías de los naturales…el señor obispo hizo abrir muchas zanjas y sacar los huesos de los que ahí estaban enterrados” (Declaración de Diego de Hurtado en el pleito promovido contra el maestro de la catedral, por el cabildo eclesiástico, sobre ciertos terrenos / Archivo Histórico de Pátzcuaro). Conocedor del efecto psicológico que las yácatas representaban para los p´urhépecha, ordenó destruirlas y edificar la catedral sobre sus ruinas, así como construir casas para 28 familias de españoles, iglesias, plazas, fuentes y explanadas.   

Más de 200 indígenas de 51 comunidades trabajaban diariamente en la construcción del Pátzcuaro colonial, sin recibir remuneración o alimentación, obligados, vejados y azotados, e incluso cuando se negaban a trabajar eran multados y encarcelados “que todos los pueblos de este obispado de Michoacán, so especie del edificio de la iglesia catedral que nunca tendrá fin, son vejados muy malamente, siendo compelidos que vayan a la dicha obra de veinte y de a quince lenguas, con su comida e hijos a cuestas y las herramientas con que han de trabajar y labrar, si a alguno dan herramienta es a tal o cual y generalmente sin ser pagados y los ocupan en otras obras impertinentes a la dicha obra, como es en hacer o reparar las casas y corrales de los españoles (…) Que los indios por no venir de tan lejos y redimir su vejación, han dado cantidad de dinero para la fábrica y sobre esto los tienen cada día presos y molestados hasta el día de hoy, en especial los indios de Tzintzuntzan y se han muertos algunos indios en la cárcel, sin los que se han muerto en la misma obra que son muchos (…) Que los indios naturales de este obispado de Michoacán reciben del obispo y de su provisor muy notables agravios y vejaciones porque por muy leves cosas los prenden y los molestan largo tiempo en la cárcel y después pagan mucho carcelaje y después los penitencian públicamente con cruelísimos azotes y los tienen de cabeza en el cepo muchos días, fuera de todo derecho” (Memoria presentada por fray Maturino Gilberti, sobre los malos tratamientos que recibían los indios en la construcción de la catedral / Archivo general de la Nación).

Por su parte, el pueblo de Tzintzuntzan mostró también su inconformidad y presentaron al rey un memorial y pinturas donde expresaban “Y de diez años a esta parte, poco más o menos a tenido y tiene la obra de la iglesia  a Toribio de Alcaraz cantero, y en todos ellos, cada un día, hemos sido compelidos y apremiados de dar como lo hemos dado, dos cargas de leña y otras dos de yerba y todos, gallinas de castilla y dos cestas de maíz que tendrán media fanega y seis panes de castilla y diez camotes y otras cosas y un indio de servicio y otros que él se ha tomado y toma cuando a él parece, sin que por ello nos ni pago cosa alguna” (Ramírez Mina / la catedra de vasco de Quiroga). Es decir, no sólo se les exigía a los p’urhépecha trabajo de mano de obra, sino que además tenían que pagar la manutención y servicios del encargado de la obra o trabajar para otros españoles.               

Mito número 3. Vasco de Quiroga es un santo.

Vasco de Quiroga no es ningún santo, es un hombre de su tiempo, que se encuentra entre dos mundos, por una parte, mantiene rasgos del pensamiento que ha permanecido desde la llamada baja Edad Media, como “el colectivismo agrario, la relación de vasallaje hacia la Corona, la idea misma de hospital (actividad que fue muy popular en el Medievo los tiempos de las Cruzadas), la esperanza en recobrar los ideales del cristianismo primitivo y la creencia de que el final de los tiempos no estaba muy lejano”  y en segundo lugar, su pensamiento humanista, conocedor de los clásicos latinos de donde extrae ideas para establecer lo que consideran un buen gobierno (Mundaca Diego / Vasco de Quiroga en la Nueva España 1470-1565).    

En perspectiva histórica, los objetivos de la obra de Vasco de Quiroga fueron bastante claros y terrenales, proclamar la soberanía de la Corona Española, contribuir a restaurar el orden en el Virreinato y robustecer a la autoridad, exaltar el papel de la religión católica y aumentar los tesoros reales. Fue un instrumento de la Corona para la conquista espiritual y la dominación española. “En su opinión, era de todo punto necesario que los indios se reunirán en pueblos…que los indios comenzaran a sentirse atados a su tierra y a sus instituciones” (Callens Paul / Tata Vasco un gran reformador).

En esta historia, falta la palabra de los pueblos originarios, la palabra de las comunidades p’urhépecha, ¿están de acuerdo con la canonización de Vasco de Quiroga? ¿fueron consultados sobre esta decisión de la religión católica?, la palabra y accíon de los pueblos originarios tiene que ser dicha.

Paavel Ulianov

Fuente: Michoacán 3.0

Originally posted 2019-03-14 12:00:08.

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